CRUCE
A ella le gustaba tocar desnuda el violonchelo,
leer hasta la madrugada, andar descalza. A él le gustaba usar corbata, fumar
cigarrillos, tomar café sin azúcar. Coincidieron en un cruce de carreteras,
cuando el coche de ella pinchó una rueda. Se miraron con intensidad mientras
ponían el neumático. Se besaron. A la mañana siguiente, mientras se vestían en
el hotelucho, él sintió una punzada de desagrado al ver el tatuaje en su
espalda, ella experimentó fastidio al oler el humo de su cigarro y quedó
irrefutablemente demostrado que las carreteras confluyen y después se alejan
irremediablemente en dirección contraria.
5 comentarios:
Sí, es allí donde lo he leído esta misma mañana; pero es mejor decirte aquí que me gustó tu forma de hablar de los cruces de vidas.
Un beso.
Precioso. Aquí y allí.
Bien decritos esos cruces extraños que a veces ocurren.
Besitos
Me gusta, me gusta!!!
Te ha quedado genial!!!
Un abrazo, a ver que se me ocurre!!!
Muchas gracias por vuestros comentarios. Un abrazo para todos.
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