martes, 29 de noviembre de 2011

Pérez

Finalista II Concurso de Microrrelatos de Terror ArtGerust


Mi hermano siempre tuvo una imaginación desbordada, apabullante y agotadora, por eso, siempre le dejábamos ir a su aire y aceptábamos con resignación sus rarezas. Un día, poco antes de irse a dormir, vino con el cuento de que en su habitación había ratas. Tanto pataleó y lloró que mamá registró su cuarto a conciencia. No encontró nada. Aquello se repitió en las siguientes semanas. Harto de su manía, papá se inventó la historia de que las ratas eran el Ratón Pérez y sus ayudantes. Mi hermano pareció tranquilizarse, pero, una noche, sus desgarradores gritos nos despertaron de madrugada. Papá no podía abrir su puerta, mamá llamó a la policía y yo me escondí en el armario para no oír aquellos chillidos. Cuando por fin consiguieron echar la puerta abajo, mi hermano yacía inconsciente en la cama y no tenía ninguno de sus preciosos dientes de leche en la boca ensangrentada. Lo más raro es que no dejaron ninguna moneda.


Micro finalista en el II Concurso de Microrrelatos de Terror ArtGerust Homenaje a Poe. En esta edición se han elegido 200 finalistas. El fallo y los tres micros ganadores podéis leerlos  aquí.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Como el turrón

Relato en "La otra Navidad" de La Esfera Cultural

He de admitirlo: no puedo vivir sin ella. No concibo la existencia sin su presencia, sin su olor, sin sus abrazos. Mi vida se ha ido al traste. La casa es un desastre, me alimento a base de comida del chino, ando con un pijama sucio y sin afeitar todo el día, mi armario está vacío de ropa limpia, los platos se acumulan en el fregadero y las plantas se han secado. Me paso el día haraganeando y echándola de menos. No sé como se me ocurrió irme sin más después de tantos años de amor incondicional. Las últimas conquistas que han pasado por mi cama son egoístas y egocéntricas. Siempre termino comparándolas con ella y, por supuesto, siempre salen perdiendo las otras. Después de varios encuentros no vuelvo a llamarlas. A ella, sin embargo, la llamo todos los días, por los viejos tiempos.
En estas fechas tan señaladas ella me pregunta cómo estoy y yo le miento por orgullo. Pero me muero por volver. Por sentir en mi piel una camisa lavada y planchada por ella, por comerme sus albóndigas de concurso de cocina mientras me pregunta cómo me ha ido el día, por pasarme los fines de semana tirado en el sofá viendo la tele mientras la oigo arreglar la casa y volver de la compra, por coger un resfriado y recibir sus cuidados. Eso sí es amor, amor del bueno. No encontraré otra mujer igual. Nunca debí dejarla escapar. Nunca debí permitir que él se interpusiera, que fuera un obstáculo, él, que no sabe apreciarla como yo, él, que no sabe reconocer sus muchas virtudes.
Esta mañana he ido a visitarla y ella se ha deshecho en arrumacos y besos. Después lo he invitado a él a un café en el bar de la esquina y, cuando hemos salido al rellano, he fingido que el ascensor estaba averiado. Tras asegurarme de que no había ningún vecino indiscreto le he empujado por las escaleras. Ha rodado como una pelota desinflada y se ha estrellado contra la pared, un hilillo de sangre ha salido de su boca. Tras esperar unos instantes, sin rencores, he llamado al 061. – Si, rápido, rápido por favor, un accidente, calle Tebas, nº 43.
¡Pobre papá, descanse en paz!. Mañana haré las maletas y volveré a casa. Por Navidad.




Publicado hoy en La Esfera Cultural dentro de su convocatoria "La otra Navidad".

La convocatoria aún está abierta.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Parentesco

Dedicado a Triple C y a todos los que lo integran

De vez en cuando la tierra se desentumece. A su modo desmedido. Estira sus huesos graníticos y en la Sima se produce un crujido. Las criaturas marinas perciben la vibración y despiertan de su sueño de algas y sargazos. Chillan excitados y se ponen en camino. El océano se ondula suavemente y, siguiendo el horizonte, se dirige hacia la costa a donde llega agigantado. Olas descomunales arrasan los pueblos. Los tritones y sirenas, aprovechan la confusión, nadan entre la espuma sucia, restos de barcas, animales muertos y se adentran en el litoral inundado. Recogen su ansiado botín. Luego, mientras arrastran a los ahogados mar adentro, muestran sus dientes afilados y se relamen. No todos los días pueden practicar el canibalismo sin remordimientos.


El Blog Maremotos agradece las biografías en el evento "Conociéndote" de Triple C y hace una advertencia: ¡¡¡cuidado con las sirenas!!!.

viernes, 18 de noviembre de 2011

De maletas y mariposas

Ganador de Octubre en Triple C



En mi maleta viven mariposas rojas. En ella habían vivido toda clase de animales, pero mariposas… Recuerdo el conejo blanco que la habitó cuando estaba en el colegio, manchaba mi uniforme y hacía agujeros en mis calcetines. Luego vino el cuervo, cuando murió papá, que traía objetos brillantes del cementerio como relojes parados, cristales de fotos de difuntos y letras doradas de lápidas. Me parece que después se atrincheró el león, cuando estaba en la universidad, que copulaba sobre mis jerseys y desordenaba toda la ropa en sus luchas por el territorio. Después, creo, el lobo, durante mi matrimonio, que me daba zarpazos y dentelladas de cánido déspota, paternalista y pérfido. Cuando me jubilé, se instaló una tortuga centenaria que orientó las faldas según el Feng Shui y estableció el equilibrio yin yang entre camisas y pantalones. Pero las mariposas… Me dan paz, resignación, compañía. Esta noche han aleteado sin prisa hasta mi cama y se han posado sobre mi pecho. Son leves y cálidas. Han acercado sus trompas a mi oído y me han susurrado su secreto. Mi cabeza se ha descolgado, lacia, hacia un lado de la almohada y mis ojos muertos han visto, a través de la ventana, a La Parca llamar a sus emisarias con un suave siseo. La maleta queda, al fin, vacía.



Ganador del mes de Octubre en el Concurso de Minificciones a partir de imagen en Triple C.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Revista Digital miNatura nº 114

Mundo Asimov


El reloj

Había tenido Onofre una semana muy penosa. Su jefe le había exprimido hasta su último aliento, multitud de facturas dormían acumuladas en el buzón, su madre venía a comer el sábado y él, como siempre, no tenía ni perrito que le ladrara. Comenzó a sentirse mal de vuelta a casa.
- ¿Tiene usted hora? -, le pregunta un señor en el autobús. Onofre está sentado muy tieso y parece no haber oído la pregunta.
- Perdone, ¿tiene usted hora? -, vuelve a repetir el tipo del bigote.
- No tengo tiempo-, contesta al fin Onofre con una extraña voz metálica.
- Bueno, no se preocupe, le preguntaré a otra persona.
- No tengo tiempo - , reitera Onofre como ido.
- ¿Se encuentra usted bien, necesita ayuda?.
- No tengo tiempo, no tengo tiempo, no tengo tiempo, no tengo... -, va diciendo mientras se baja precipitadamente del autobús ante la mirada de los pasajeros que observan, atónitos, sus movimientos descompasados.
Después de tropezar seis veces sin obstáculo aparente alguno y con una mano casi paralizada, llega a casa. Corre a coger un destornillador y abre como puede el dispositivo que tiene detrás de la nuca. Se cambia la batería. Recupera el movimiento de la mano. Vuelve a latir al compás, aliviado. Ya puede ponerse en hora.


En la página 6 de la Revista Digital miNatura nª 114, cuyo tema es: Mundo Asimov.

martes, 15 de noviembre de 2011

Horas muertas

Las horas han muerto. Qué triste su entierro de segundos y minutos secos. El tiempo perdido se lamenta, las estaciones suspiran compungidas, la hégira se ha vestido de luto, las edades arrojan crisantemos. ¡Pero ay, los besos no dados!, al borde del desvarío, lloran sin consuelo.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Los suicidas

Ganador de Octubre en La Microbiblioteca


Poca gente sabe que a los ahorcados nos gusta balancearnos colgados de nuestra cuerda. Ya sea de una lámpara, de una rama o de una viga, amamos ese movimiento suave, ese bamboleo silencioso de mitigación del dolor, esa ondulación pendular de resarcimiento de nuestras culpas. Así nos sentimos libres al fin, como globos de colores, esperando que algún niño coja nuestra soga y nos pasee por el parque. Sabemos que es solo un sueño, que siempre termina viniendo algún desalmado que nos descuelga para meternos en un cajón triste, para mantenernos otra vez prisioneros, otra vez esclavos, otra vez dominados. Aunque nunca perdemos la esperanza de que las cosas puedan ser de otra manera, nunca perdemos la esperanza de que llegue antes el niño que el diablo.




Microrrelato ganador del mes de Octubre en el Concurso de La Microbiblioteca en la categoría de castellano.


martes, 8 de noviembre de 2011

Señaladores de libros

Triple C


La borrasca
Cuando acabó de leer se dio cuenta de que el libro había extendido su tormenta de letras por toda la ciudad. Al día siguiente, los árboles del parque amanecieron con las hojas llenas de historias.

Objetos perdidos

Un día perdí los nervios cuando volvía del trabajo después de recoger a los niños del cole, hacer la compra, dejar la ropa de la tintorería, buscar un regalo para mi suegra y llevar al perro al veterinario. Desde luego no pienso volver a buscarlos.

Examen de conciencia

La conciencia no quiere hacer el examen. Abandona el lápiz sobre el pupitre, junto a la culpa, y deja la hoja en blanco. El profesor le recrimina su falta de ética y ella le lanza el remordimiento a los pies. Al fin, se siente tranquila.


Micros en señaladores de libros realizados por Triple C y repartidos en las IV Jornadas Nacionales de minificción celebradas en Mendoza (Argentina) para dar a conocer la Cofradía.


lunes, 7 de noviembre de 2011

En 140 caracteres

Twitter


Papá quiso que empezara en el negocio desde abajo. Desde entonces preparo el cemento para los zapatos.

Cuando recibí uno de los dedos de mi pobre esposa en una caja, supe que todo había salido bien.

Yo no he visto a ningún extraño por aquí, señor agente. Ande, tómese otro trozo de este sabroso pastel de carne antes de irse.


Déjeme a mí, jefe, le haré cantar como una soprano. Ya sabe que soy experto en Twitter.

Matón busca mujer fatal para relación tormentosa. Imprescindible predisposición para final trágico.

Pronto resolví el caso. La destrucción de pruebas y la desaparición del testigo quedaron ocultos bajo una hermosa melena rubia.




jueves, 3 de noviembre de 2011

Segundas oportunidades

En la Antología "Misterios para el sueño" de la Editorial Osiris



Que he perdido la cuenta de las noches que llevo sin dormir, con la luz encendida como un faro en el mar de los ahogados, que me hundo en sudor, que me consumo por el miedo que atenaza que paraliza que atrofia que aterra. Que no quiero la oscuridad. Cierro los ojos con violencia, me hundo los nudillos en los párpados hasta que veo destellos que van tomando forma, que me recuerdan a ti, los abro, que no quiero, que no sé si estoy despierto o vivo en el delirio, que suplico por dios o por el diablo el final, una tregua, que habrá sido pecado haberte querido tanto, para este castigo, para esta locura, que debo haber perdido mi alma implorando tu vuelta. Maldito el deseo de haber deseado verte una última vez, que desaparezca, que nunca hubiera existido ese anhelo demente, que nunca hubiese existido aquella noche, cuando abrí los ojos en la oscuridad y estabas en tu lado de la cama, translúcida como un sudario, mirándome con unos ojos que no eran tuyos, pelo de estropajo, pómulos de hueso, sonrisa de flor marchita, expresión de muerta loca, envidiosa del fluir de mi sangre, celosa del aire en mis pulmones, codiciosa de mis besos, ofreciéndome tus labios exangües, tu mano sin carne, tu cuerpo seco. Un gusano asomó por tu mejilla. Entonces comprendí que debí haber dejado mi amor en la morgue y solo quedarme con tu recuerdo. No quiero irme contigo ahora, el amor no me llega para tanto, pero sé que volverás. Siempre fuiste partidaria de las segundas oportunidades.



Microrrelato publicado en la Antología "Misterios para el sueño" de la Editorial Osiris que ya se ha puesto a la venta. El tema era: la oscuridad.