Mi hermano siempre tuvo una imaginación desbordada, apabullante y agotadora, por eso, siempre le dejábamos ir a su aire y aceptábamos con resignación sus rarezas. Un día, poco antes de irse a dormir, vino con el cuento de que en su habitación había ratas. Tanto pataleó y lloró que mamá registró su cuarto a conciencia. No encontró nada. Aquello se repitió en las siguientes semanas. Harto de su manía, papá se inventó la historia de que las ratas eran el Ratón Pérez y sus ayudantes. Mi hermano pareció tranquilizarse, pero, una noche, sus desgarradores gritos nos despertaron de madrugada. Papá no podía abrir su puerta, mamá llamó a la policía y yo me escondí en el armario para no oír aquellos chillidos. Cuando por fin consiguieron echar la puerta abajo, mi hermano yacía inconsciente en la cama y no tenía ninguno de sus preciosos dientes de leche en la boca ensangrentada. Lo más raro es que no dejaron ninguna moneda.
Micro finalista en el II Concurso de Microrrelatos de Terror ArtGerust Homenaje a Poe. En esta edición se han elegido 200 finalistas. El fallo y los tres micros ganadores podéis leerlos aquí.