En Baeza se enamoró Elisa de un fantasma. Era lógico y posible teniendo en cuenta la alta población de espíritus que purga sus penas en los palacios e iglesias de la ciudad. Sus maneras exquisitas, su jubón carmesí y su gran lechuguilla le fundieron los huesos cuando atravesó sin querer aquel cuerpo de hombre translúcido mientras hacia una visita turística a la catedral. Fue amor a primera vista.
Desde entonces ella lo lavaba todas las mañanas con detergente para ropa delicada y lo colgaba bien estirado sobre una silla cerca de la estufa para que se secara. Cuando llegaba la noche hacían el amor hasta la extenuación y él quedaba arrugado como una pasa tras penetrar sin descanso la carnalidad de su enamorada.
Fueron felices, entre amaneceres perfumados de suavizante floral y madrugadas de lujuria hidalga, hasta que un día el caballero fantasma, tras esperar impaciente su baño diario, descubrió a Elisa gimiendo mientras dormía, con el cubrecama enrollado libidinosamente sobre el cuerpo desnudo. De nada sirvieron las explicaciones de la sorprendida amada. El hidalgo retó en duelo mortal a la traidora sábana blanca que resultó ser el espectro de Iñigo de Mora.y Villegas, conocido mancillador de honras ajenas.
(Publicado hoy en La Esfera Cultural)
14 comentarios:
Me ha encantado Mar y enhorabuena por la publicación.
Besos desde el aire
Muy buen micro y bonita historia de amor imposible.
Muy simpático y bien ambientado. Yo lo entiendo donde esté una sábana, algo a lo que agarrarse como se dice vulgarmente.... y, bueno, Iñigo siempre ha sido mucho Iñigo.
O eso dicen.
Muchas gracias Rosa, la verdad es que me hace mucho ilusión que lo publique La Esfera Cultural. Es un micro al que le tengo mucho cariño.
Manuespada, un privilegio tener tu comentario en mi Blog, que prácticamente acaba de arrancar.
Gracias Luisa, me encanta que te haya gustado. Siempre espero tu comentario. Un beso.
Enhorabuena, Mar. Es un buen micro, original y divertido.
Besitos
El amor es el amor, sufriendo siempre por la traición.
Blogsaludos
Me quedo pensando de qué material eran los caballeros. Tal vez uno de satén y el otro de algo más basto. Es muy original.
Gracias Elysa.
Pues sí Adivín, el amor no entiende de estados... ni la traición.
Montse, uno era un fantasma transparente y el otro, Iñigo, de los fantasmas de toda la vida, de los de sábana blanca y ojos negros. Ja, ja.
Felicidades, Mar, merecidísima la publicación!! Besos
Mar, ¡Enhorabuena por la publicación! Me gusta mucho este relato porque es original hasta el final y por el léxico que utilizas acorde con la época de los espectros.
Muy bien, un abrazo.
Muy divertido, Mar. Siglo de oro trasladado a la actualidad y con su manita de humor.
Muchas gracias Maite, no había visto tu comentario hasta ahora. No sé donde tengo la cabeza. Quizás me la dejo en el trabajo todos los días.
Nicolás, es un micro muy simpático y agradable de leer. El vocabulario, que por cierto el mío es batante restringido, me ha costado un poquita. Un saludo.
Hola Elisa, me alegro de que te haya gustado, el humor es muy importante sea en la época o siglo que sea. Un beso.
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