En la segunda colina del pueblo, según se entra a la derecha, hay una casona con una veleta que se mueve solo cuando no hay viento. Es una bruja negra de respetable trasero y sombrero picudo. Dicen que en cada aniversario del auto de fe de 1596 arranca la escoba del pedestal y vuela hasta el cementerio de los ingleses. Allí celebra un aquelarre con otras veletas de los contornos, incluidas las que tienen forma de gato. Entonces se oyen risas y gritos durante toda la noche. Nadie puede dormir tranquilo. Es un fastidio y los vecinos han elevado sus protestas al ayuntamiento. Pero el alcalde acalla las quejas diciendo que a ninguno le molesta la música en la verbena de San Blas, que el espectáculo atrae muchos forasteros, que todo los pueblos tienen sus leyendas y que qué más dará que en el nuestro sean verdad.
4ª Edición del Concurso de relatos brevísimos Hotel Mandarán Oriental de Barcelona.
De mis lecturas: de 4 en 4
Hace 2 días
2 comentarios:
Me gusta tu pueblo Mar. Me ha recordado una inscripción que vimos por las Alpujarras el año pasado que rezaba, más o menos: "las fiestas patronales son (en tal fecha) y se repiten en agosto, para regocijo de los turistas" je je.
Abrazos.
Quizás esta vertiente surrealista suave, amable, sea la que más me gusta de ti. Son relatos distintos, de sonrisa. Enhorabuena, Mar.
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