lunes, 3 de septiembre de 2012

Hormigas de biblioteca


Mi casa está invadida por hormigas. Observo sus filas ordenadas por las baldosas del piso y me pregunto si no echarán de menos sus hormigueros en el campo. Pero se las ve tan contentas…Una vez, al principio, tras una fumigación intensa,  las miré con una lupa y me dio la impresión de que se bañaban contentas en los charquitos de veneno. He terminado por acostumbrarme y las dejo ir a su aire. Especialmente les gusta la biblioteca. No sé cómo logran meterse entre las páginas de los libros para cambiar las palabras: hacen de la c una o, de la p una b, y así, adaptando sus cuerpecillos negros a las letras impresas. He notado que tienen una entusiasta predilección garciamarquiana y ayer no tuve más remedio que dejar que me arrastraran por el pasillo como si fuese el último vástago de una estirpe maldita. Pero esta noche no puedo evitar sentir una vaga inquietud. Las he visto marchar como un ejército diminuto e introducirse con decisión entre las páginas de “Crónica de una muerte anunciada”.


Micro seleccionado para formar parte de la publicación de un libreto con los mejores microrrelatos presentados al "I Concurso Nacional de Microrrelatos Villa Baños de la Encina" que se falló en Agosto. Es un homenaje a mi escritor favorito, el que más, quizás, me ha influenciado.

Tras dos meses de parón en los que he pretendido desconectar, disfrutar de todos los premios recibidos y recargar pilas, compruebo que la musa todavía no está dispuesta abandonar sus vacaciones. Pero espero comenzar a visitar los blogs de los amigos y ponerme al día. Un abrazo para todos.

27 comentarios:

Luisa Hurtado González dijo...

Bienvenida y, en cuanto a la musa, paciencia, dale su tiempo.

Nicolás Jarque dijo...

Mar, este relato de realismo mágico es todo un homenaje a la literatura protagonizada por esas hormigas, que bien podrían ser muchos de nosotros cuando acudimos a leerte a este rincón.

Espero que retomes pronto tus quehaceres literarios y nos sigas regalando relatos de alta escuela.

Un abrazo fuerte.

Sara Lew dijo...

Una alegría leerte de nuevo, Mar. Las musas nunca te abandonarán, se nota que te quieren.

Me gustan esas hormigas mensajeras. Ese libro elegido ¿será una predicción?

Un fuerte abrazo.

Mei Morán dijo...

Bienvenida a la red! Yo también ando medio mareada. Después de las vacaciones lo cotidiano parece surrealista y absurdo.

David Moreno dijo...

Como hormiguitas vais llegando los que habíais hecho un parón veraniego... ¡Perfecto!

Un saludo indio
Mitakuye oyasin

MJ dijo...

Ya tenía yo ganas de leerte, Mar.
Este micro es una maravillosa muestra de realismo fantástico. Precioso. Genial.

Un beso.

Yolanda dijo...

Pues que forma de volver: fantástico tu micro. Ya iba a llamar a tu puerta reclamando urgentemente tus historias, la espera ha sido larga, pero compruebo que merece la pena.

Un abrazo.

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Este micro me parece un homenaje inmenso al viejo Gabo, Mar; por el que comparto tu devoción. Si algún día coincidimos personalmente, te contaré qué significó GGM en mi relación con la literatura.

Me alegra tenerte de vuelta. Abre las ventanas, que las musas llegarán solas.

Un abrazo,

Petra Acero dijo...

La unión hace la fuerza... hay que tener cuidado con las diminutas negras. Aunque tal ver solo quieran disfrutar de García Márquez y no actúen con doble intención, Mar. Pero casi, mejor. deja esa casa,... en la mía hay sitio :)

Un beso.

ESPERANZA dijo...

Menos mal que regresas, se te echaba de menos en la blosfera. Y como siempre...vuelves por la puerta grande.

Un beso fuerte.

Laura dijo...

¡Buen micro Mar!. Me gusta ese ejército de hormigas campando a sus anchas por tu biblioteca. Que se hayan metido en ese libro, observo que no es por casualidad, sino por la devoción que sientes hacia su ilustre escritor. Y me gusta que te guste porque a mí también me gusta, aunque suene literariamente redundante.

Besos de ¡bienvenida! y paciencia con el arte de la creación ¡déjalo fluir sin mucha presión!.

un abrazo.

Cabopá dijo...

¡Bienvenida, marcito!

Me ha recordado tu micro( aunque menos literario) que este verano tuve hormigas en la cocina, pero las mías en vez de meterse en los libros, se metieron en el azúcar, en las galletas...¡Las muy golosas!

Me encanta leerte, porque con premios o sin ellos eres una, escritora.

Besicos, ya , ya se te echaba de menos.

Mar Horno dijo...

Hola LUISA me alegra mucho que seas tú la primera en darme la bienvenida. Un beso.

NICOLAS, muchas hormigas como tú necesita mi blog, imprescindible siempre. Un abrazo y gracias por tu comentario.

SARA, para mí si que es una alegría recibir tu visita. Y sí, esas hormigas, siguen a rajatabla los libros del García Márquez, así que yo que el protagonista, abandonaria el piso..., ja, ja. Un besazo.

MEI, qué bien lo has descrito!. Yo no se muy bien todavía donde me encuentro. Surrealista, no tiene otro nombre. Un beso y gracias por tu visita.

NO COMMENTS, me alegra mucho que los incondicinales estéis ahí. Aunque te he leído en Esta noche te cuento y algunos amigos más. Ya iré a tu blog, estoy deseando retomar los blogs amigos. Un abrazo.

MJ , tú si que genial, espero tenerte siempre por aquí. Un beso.

YOLANDA, que verano más tonto he tenido. Yo también tenía ganas de volver pero a veces las circunstancias que nos rodean que confabulan para aprisionarte y que no puedas hacer lo que más te gusta. Un beso.

Mar Horno dijo...

PEDRO, ¡cuánto bueno por aquí! Espero que tengamos la oportunidad de conocernos y hablar sobre GGM. Cuando terminé Cien años de soledad, una noche a las cuatro de la mañana, cuando tenía 17 años, no pude dormir en toda la noche y me salieron unas calenturas en los labios que tuve que ir al médico, de lo que me gustó y me impresionó. OJalá podamos intercambiar impresiones sobre este genial escritor. Muchas gracias por tu visita. Un abrazo.

Hola PETRA, pues sí, mejor me voy a tu casa, si no tienes hormigas claro ja, ja, Un beso.

ESPERANZA, una publicación en un blog no es nada si falta uno de tus comentarios. Me alegro de verte y leerte, siempre es una alegría. Un besazo.

LAURA, tienes mucha razón, dejaré fluir la inspiración sin presión. Tú siempre tan sabia. Un beso.

CABOPA, qué alegría, muchas gracias por tu bienvenida. Pues la verdad es que el micro me lo inspiró unas hormigas que aparecieron en mi cuarto de baño. ¿Qué puñetas harían en el cuarto de baño? En la cocina vale, lo entiendo, hay comida, ¿pero en el baño? Así surgió el micro. ¿Cómo estás? Muy bien, supongo, estoy deseando visitar tu casa ahora que he vuelto de la playa y he estado disfrutando del mar en vivo y en directo. Un beso guapísima.

Anónimo dijo...

Marcita. Bien lindo el relato. Y me ha recordado que tengo a medias 'Historia de un secuestro', pero este año no estoy para más congojas. Cuando terminé 'El hereje' se me murió don Miguel. A mitad de 'El cumpleaños de Juan Angel', don Mario. Así que he dejado el libro en el estante con la intención de no acabarlo en mucho, mucho tiempo. Hay épocas en las que no se pueden sufrir pérdidas irreparables, aunque el sacrificio sea doloroso. Así que dile a tus hormigas que salgan de la biblioteca y se zambullan en el azúcar. Yo vuelvo al Quijote, que reconforta y no me dará sorpresas. Besitos. Concha

Puck dijo...

Genial homenaje, me han dado miedo esas hormigas aunque no sé que es mejor, un muerte anunciada o pasar cien años de soledad sin tener quien te escriba. Felicidades por la selección y a volver poco a poco a la rutina escritora porque queremos leerte :-)
saludillos

Javier Ximens dijo...

Un buen homenaje y un relato muy simpático hasta el giro. Enhorabuena. (tengo yo pendiente otro relato de filas de hormigas, lo digo para que el año que lo escriba no digas que te plagie, jeje) Y no vuelvas a decir eso de las musas, Mar, pues las tienes atrapadas. Besos

Anónimo dijo...

¡Ya era hora! Se te echaba de menos. Enhorabuena y a seguir deslumbrándonos con tus brillantes micros. Un abrazo

Francesc Barberá

Mar Horno dijo...

CONCHA, pues déjate Historia de un secuestro, que el hombre tiene 85 años y lo tuyo con las necrológicas no es normal, ja, ja. Un beso muy grande. Te llamo en cuanto pueda y me cuentas guapa.

PUCK, sin duda es peor cien años de soledad sin tener quien te escriba. Muchas gracias por comentar y un beso muy grande.

XIMENS, qué alegría tu visita. Tú es imposible que plagies, que los excelentes escritores como tú no lo necesitan. Estoy deseando hacerte una visita a tus montes de Toledo. Un abrazo.

Hola FRANCESC, te visitaré en breve porque he visto en mi correo que has ganado varias veces en varios concursos y estoy deseando leer tu micros. Gracias por la bienvenida. Un abrazo.

Elysa dijo...

Alegría da leer tu micro y volver a disfrutar de tus letras. Un buen homenaje a Gabo con tus simpaticas hormigas, aunque al final ya nos la veo así.

Besitos

Mar Horno dijo...

ELYSA, durante mucho tiempo esas hormigas del final del libre de Cien años de soledad, llevándose al último de los Buendía fue una auténtica obsesión para mí. Un beso muy grande y muchas gracias por estar siempre ahí.

ana dijo...

Cómo me ha gustado volver a leerte!! Hemos luchado mucho las hormigas y yo este verano,míralas que listas ellas...este relato me suena a puntos suspensivos.
Nos vemos guapa!!
Ana

ana dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Se te echaba de menos

Miguelángel Flores dijo...

Tienes una facilidad para hacer de lo fantástico algo cotidiano y viceversa... Se te echaba de menos, te echaba de menos.

Otro, por el tiempo que hace que no.

El conocimiento es un amigo mortal dijo...

Las hormigas lo saben como nosotros: El abismo más insalvable es el que se abre en la más estrecha línea. Lo que está lejano puede alcanzarse, pero lo inalcanzable está siempre a un paso.
El abismo separa no por su anchura, sino por su profundidad. Aparentemente, el otro lado está a la mano, a un pequeño salto.
Esa es la ambigüedad del abismo. Parte de su fuerza procede de su engañosa estrechez, de la cercanía con que nos ofrece la otra orilla. Podemos verla, imaginarnos en ella, casi tocarla. Un casi que es un infinito. Ésa es su añagaza, pues lo que cuesta, pero vemos cerca, lo dejamos sin realizar, porque pensamos que siempre, en cualquier momento podremos realizarlo.
Platón hablaba de un abismo entre el mundo sensible y el inteligible. ¿ Por qué ?, ¿ no indica su imagen de la línea precisamente la continuidad entre ambos ? Ambas cosas no se excluyen, el abismo mantiene la continuidad porque su separación no es longitudinal, sino profunda. Saltar esa fosa supone un esfuerzo especial, y transfigura a la persona.
Un modo del abismo es la distancia entre pensamiento y acción. El pensamiento, la imaginación, la fantasía, es algo que permite el abismo, a lo que incita el abismo. Pensamos, imaginamos, fantaseamos como si estuvieramos ya en el otro lado. Marginamos en nuestra mente la acción, la damos incluso por supuesta. Y, si nos decidimos a ejecutarla alguna vez, nos damos cuenta entonces de una extraña e invencible resistencia, con la que no habíamos contado. Hay miedo, o hay pereza, y nos traban los pies.
Me pregunto por qué no saltamos los abismos. Si hay alguna imposibilidad dictada por nuestro destino individual ( entonces " insalvable " o " invencible resistencia " no son exageraciones ) o si se trata, como parace a primera vista, de una elección costosa ( entonces sí lo son ).
Y también me pregunto por los abismos no saltados nunca. Son las vidas que pudimos vivir y no vivimos, y destilan un dolor especial las noches de insomnio. Cuando alcanzamos lo que amamos con toda el alma ya no seguimos buscando. Creo que, de algún modo, esos abismos son un adelanto de la muerte.

Un abrazo.

Juan Esteban Bassagaisteguy dijo...

Fantástico. ¡Qué buen final!
Saludos...

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